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Mediante esta Blog aspiramos a ser la voz de los que no tienen voz. Queremos ser una denuncia viva de la silenciada injusticia que sufre la humanidad no nacida. La defensa de la dignidad del ser humano es un asunto de responsabilidad social integral que a todos nos compromete. Hoy mas que nunca, necesitamos trabajar unidos para establecer en la sociedad una verdadera cultura de la vida, en donde por encima de todo, se aprecie y se respete el valor y la dignidad de cada ser humano, desde el momento de su concepción, hasta su muerte natural. Solo mediante este principio, lograremos tener el país que tanto anhelamos y al que tenemos derecho.

LA EUTANASIA

La eutanasia, si bien es una antigua práctica, ha alcanzado en nuestros días una amplia y profunda difusión, tanto en el ambiente médico, como en el plano legislativo, judicial y filosófico, así como en los medios de comunicación social, llegando hasta el hombre común. La aplicación de la misma revela dramáticamente la situación del hombre de nuestro tiempo ante los problemas del dolor, la enfermedad y la muerte. Porque, si bien la historia registra antecedentes de este "homicidio ejecutado por razones de piedad", solo en el siglo XX se ha asistido a su aplicación masiva y planificada. La argumentación en favor de la eutanasia, revestida de consideraciones humanitarias, se ha ido abriendo paso en la mentalidad de nuestros contemporáneos. La opinión vulgar se hace eco, con frecuencia , del postulado que autoriza a destruir la vida "carente de valor". La tesis eutanásica puede afianzarse en el contexto de una cultura materialista, en la que se impone una concepción unidimensional, hedonista y utilitaria de la vida humana. Para ella el dolor carece de sentido, y es injustificable la existencia improductiva; tampoco es comprensible la aceptación y el cuidado, tanto material como espiritual, de la vida doliente o que declina. Hay que recordar que, aun en el estado mas ruinoso, la creatura humana no es "algo", un objeto biológico de manipulación, sino "alguien" un ser personal, cuyo sufrimiento recoge en sus manos el Señor de la vida.
¿Qué significa la Eutanasia?
La palabra eutanasia significa la muerte deliberada de un paciente, por acción u omisión profesional. Es la introducción de un mecanismo o medio de muerte distinto al que está en curso, ya sea por su naturaleza o por su intención. Por lo tanto la eutanasia se sitúa en el nivel de la metodología empleada y de las intenciones. El juicio ético de la eutanasia, así significada, es negativo y altamente reprochable. Se rechaza la eutanasia por ser un homicidio deliberado e intencional, que se alcanza aplicando medios mortales eficaces, ya sea por comisión o por omisión. La eutanasia es siempre un homicidio, por lo que es gravemente inmoral; aunque las leyes positivas humanas no la condenen o la faciliten. No hay formas benignas o inocentes de eutanasia. Los eufenismos y los términos ambiguos que se usan, así como la distinción entre eutanasia pasiva y activa, son imprecisiones a designio que tratan de potabilizarla y hacerla aceptable social, jurídica y médicamente. Lo real es que mas allá de las encuestas o de la semántica, la eutanasia es un a gravísima falta del deber de respetar la dignidad de la vida humana , un homicidio-suicidio si se lleva a cabo con el consentimiento del paciente, y un homicidio si se realiza sin su consentimiento.
¿Cuántas clases de Eutanasia hay?
Según el criterio que se emplee, hay diversas clasificaciones del fenómeno de la eutanasia que dependen también del significado que se dé al término. Desde el punto de vista de la víctima la eutanasia puede ser voluntaria o involuntaria, según ser solicitada por quien quiere que le den muerte o no; perinatal, agónica, psíquica o social, según se aplique a recién nacidos deformes o deficientes, a enfermos terminales, a afectados de lesiones cerebrales irreversibles o a ancianos u otras personas tenidas por socialmente improductivas o gravosas, etc. Algunos hablan de auto eutanasia refiriéndose al suicidio, pero eso no es, propiamente, una forma de eutanasia, aunque muchos de sus patrocinadores defienden también, con arreglo a su propia lógica, el derecho al suicidio. Desde el punto de vista de quien la practica, se distingue entre eutanasia activa y pasiva, según provoque la muerte a otro por acción o por omisión, o entre eutanasia directae indirecta: la primera sería la que busca que sobrevenga la muerte, y la segunda la que busca mitigar el dolor físico, aun a sabiendas de que ese tratamiento puede acortar efectivamente la vida del paciente; pero esta última no puede tampoco llamarse propiamente eutanasia. Existen muchas más clasificaciones posibles y una misma acción puede, a su vez, incluirse en varias de las modalidades referidas aquí. Pero todo esto es, en el fondo, secundario, y con frecuencia contribuye a aumentar la confusión sobre la realidad del problema, en lugar de ayudar a esclarecer la cuestión. De ahí que, para poder referirnos a un concepto que admitan tanto los partidarios de la eutanasia como los defensores de la vida, la hayamos definido en los términos expuestos más arriba, sin detenernos en ulteriores divisiones o clasificaciones.
¿Cuáles son los principales argumentos que se emplean para promover la legalización de la eutanasia?
Se suele promover la legalización de la eutanasia y su aceptación social con cinco clases de argumentos:
· el derecho a la muerte digna, expresamente querida por quien padece sufrimientos atroces;
· el derecho de cada cual a disponer de su propia vida, en uso de su libertad y autonomía individual;
· la necesidad de regular una situación que existe de hecho. Ante el escándalo de su persistencia en la clandestinidad;
· el progreso que representa suprimir la vida de los deficientes psíquicos profundos o de los enfermos en fase terminal, ya que se trataría de vidas que no pueden llamarse propiamente humanas;
· la manifestación de solidaridad social que significa la eliminación de vidas sin sentido, que constituyen una dura carga para los familiares y para la propia sociedad.
No todos los partidarios de la eutanasia comparten todos estos argumentos; pero todos, en cambio, comparten los dos primeros, y a menudo el tercero.

Estoy convencida de que los gritos de los niños cuyas vidas han sido truncadas antes de su nacimiento, hieren los oídos de Dios. Palabras de la Beata Madre Teresa de Calcuta.