La Madre Teresa nace bajo el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu en Skopje, Yugoslavia, el 27 de agosto de 1910. A los 18 años ingresa en la Congregación de "Notre Dame de Lorette", en Irlanda. Cuando termina su postulado se dirige a la India para su noviciado. En 1937 hace los últimos votos en Darjeeling. La Madre Teresa, toma este nombre en honor a una monja francesa "Teresa Martin", conocida como "Santa Teresa de Lisieux" o "Santa Teresita del Niño Jesús" quien fue canonizada en 1925 y declarada Doctora de la Iglesia en 1997.El especial llamado de Dios para dedicarse a los más pobres de los pobres, surge el 10 de septiembre de 1946; cuando caminando por las calles de Calcuta, tropieza con el cuerpo de una mujer moribunda. Ratas y hormigas se paseaban por sus llagas. "La levanté, caminé hasta un Hospital cercano y pedí una cama para ella". La mujer murió en esa cama: la primera, la única y la última cama que tuvo en su vida. Este encuentro casual cambió la vida de la Madre Teresa porque en esa mujer vio a Cristo agonizante. Ella cuenta que sentía una voz interna que le martillaba en su corazón y que le repetía: "Tienes que hacer algo", "No puedes quedarte con los brazos cruzados", "Si tú no empiezas, nadie comenzará". Al vivir esa fuerte experiencia vibró por dentro y se preguntaba por qué Dios permitía eso. En el silencio de esa noche, encontró la respuesta; Dios le dijo: "Claro que he hecho algo para solucionar esto, te he hecho a ti". Fue ahí cuando pide permiso para vivir fuera del Convento y trabajar en los barrios pobres de Calcuta, permiso que le es concedido en 1948 por el Papa Pío XII. Queda como religiosa independiente, actuando bajo la obediencia del arzobispado de Calcuta.
Muchos fueron los premios y distinciones que recibió la Madre Teresa como reconocimiento a su labor:
- En 1971 el Papa Pablo VI le otorga el "Premio de la Paz Juan XXIII". En el mismo año recibe el "Premio Buen Samaritano" en Boston.
- En 1979 recibe en Oslo el premio más importante: el "Premio Nobel de la Paz". Lo aceptó contra su voluntad y lo agradeció en nombre de los más pobres de los pobres.
- En 1975 la FAO emite la medalla "Ceres", que lleva esculpida en una cara la imagen de la Madre Teresa y en la otra cara un niño desnutrido al que se dirigen dos brazos extendidos.
En 1990 por razones de salud y de edad, la Madre Teresa pide al Papa Juan Pablo II que la exima de su tarea de Superiora General de la Orden, y recibe la aprobación papal para su retiro. Ante la reelección por unanimidad de la Madre Teresa como Superiora (con excepción de su propio voto), decide continuar en su cargo apoyando a las Misioneras. En 1996 la salud de la Superiora empeoró; hasta los médicos llegaron al extremo de declarar su muerte técnica, porque su corazón estuvo parado durante un minuto. Pero gracias a un electroshock, su corazón volvió milagrosamente a latir. Se estabilizó momentáneamente su salud; pero seguía con sus complicaciones cardíacas. En septiembre de 1996 se empezó a hablar nuevamente de una próxima votación, que fue postergada por problemas de su salud. El 13 de marzo de 1997, la Hermana Nirmala es elegida sucesora de la Madre Teresa, para los próximos 6 años (como estipula la Constitución), casi por total unanimidad. El 5 de septiembre de 1997 la Madre Teresa parte para la Casa Celestial.La muerte de esta mujer sin fronteras ni límites, movilizó a todas las personas dejando una huella marcada en el corazón. Su ejemplo de amor incondicional y de entrega total hacia los más pobres, lo dejó para que todos lo imitemos y así continuemos esta obra de amor y servicio hacia los demás que ella comenzó.
Por eso, está en nosotros el deber de continuar día a día esta Misión, desde nuestro lugar. Pongamos "manos a la obra" que siempre hay a nuestro lado, un hermano que nos necesita.
Por eso, está en nosotros el deber de continuar día a día esta Misión, desde nuestro lugar. Pongamos "manos a la obra" que siempre hay a nuestro lado, un hermano que nos necesita.
SU OBRA
Si bien en 1948 adquiere la ciudadanía india, es en 1949-1950 cuando puede iniciar verdaderamente su labor; ya que recibe la aprobación de Roma bajo el nombre de "Misioneras de la Caridad".Era muy cruel la realidad en ese lugar. Gente mal alimentada y sin las mínimas atenciones higiénicas vivía en ambientes pútridos, donde era inevitable contraer enfermedades infecciosas. Los Hospitales tenían pocas camas y estaban siempre completos. Por eso vivían y morían en las calles sin ser atendidos ni vistos.Todas las mañanas un Furgón de la Municipalidad recorría las calles para recoger los muertos, al igual que la basura.Muy apenada por esta situación, la Madre Teresa se dirigió a la Municipalidad, pero la derivaron al Jefe del Departamento Médico-Sanitario. Lo único que quería era un lugar para recoger a toda esa gente de la calle. La llevaron al templo más famoso de la ciudad, dedicado a la diosa Kali, Patrona de Calcuta y le dieron dos amplias salas adosadas al templo para su Misión. Pero lamentablemente, esto no fue bien visto por la gente hindú de allí; ya que se sentían invadidos por la religiosa cristiana en su lugar sagrado. Tras las quejas, gente de la Municipalidad, decide sacarla de allí; pero su hermosa realidad no lo permitió.
La Obra fue creciendo de a poco... En 1957 se inaugura la primera clínica móvil y dispensarios permanentes, para expandir la ayuda a todos los necesitados. En 1963 nace una nueva rama de la Congregación, los Hermanos Misioneros de la Caridad; y años más tarde, se produce la fundación de los Sacerdotes Misioneros de la Caridad y de los Laicos Misioneros de la Caridad. En 1965, el Papa Pablo VI colocó a la Congregación de las Misioneras de la Caridad bajo el control del Papado y autorizó a la Madre Teresa a expandir la Orden religiosa en otros países. Fundaron Hogares en todo el mundo para ocuparse y atender a los enfermos, ancianos, niños abandonados y toda persona que necesite ayuda y amor de ellas. El centro de Argentina se inauguró el 24 de mayo de 1978.El emblema de la Congregación es "Tengo sed", cartel que se encuentra al lado del crucifijo en todas las capillas. Ese grito angustioso de Cristo en la cruz, les recuerda a las Hermanas el objetivo fundamental de su Congregación: apagar y saciar la sed ardiente de Jesús en los más pobres y abandonados.Es tan fuerte la vocación de servicio de la Madre y sus Misioneras que en sus Constituciones la atención a los pobres se ha convertido en el cuarto voto que las Hermanas emiten en el día de su profesión religiosa. Además de los 3 comunes a todas las otras Congregaciones religiosas: pobreza, castidad y obediencia, las Misioneras de la Caridad se comprometen, con voto, a "servir gratuitamente y de por vida a los más pobres de entre los pobres". Y el signo de esa gratuidad lo llevan hasta el extremo de no aceptar ni un vaso de agua de parte de los pobres a quienes visitan.
("Recuerdo que un Obispo me dijo lo que le pedía la gente: 'No envíe a nuestras casas otra clase de monjas, sino MISIONERAS DE LA CARIDAD, porque nunca aceptan nada de nosotros, no hay que cocinarles ni prepararles nada'"). " como ellos". La subsistencia y extensión de la Obra de la Madre fue gracias a donaciones realizadas por colaboradores o personalidades de alto poder, que las utilizaba o vendía para conseguir dinero según lo que fuera; como la limousine que el Papa Pablo VI regaló en su visita a la India.Cierto día se presentó un hombre bien vestido: un banquero australiano, quien le dio un cheque en blanco para que ella ponga la cifra que quiera. Pero ella, rechazando el cheque le dijo: "No quiero sus dólares, lo quiero a usted". Desde ese entonces, todos los jueves el banquero va a lavar a los enfermos, cortarles las uñas y jugar con ellos.
SUS FRASES
-Cada vez que menospreciamos a uno de nuestros hermanos porque es pobre o enfermo, es a Cristo a quien humillamos. Cuando nos dirijamos a alguien, recordemos que Cristo vive en esa persona.
- No cierren las puertas a los pobres; porque los pobres, los apestados, los caídos en la vida, son como el mismo Jesús.
- El aborto es un homicidio en el vientre de la madre. Una criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí.
- La santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, "para usted y para mí".
- El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.
- Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido.
- Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón.
- Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.
- Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios.
- La alegría del Señor es nuestra fuerza. Todos nosotros, si tenemos a Jesús dentro nuestro, debemos llevar la alegría como novedad al mundo.
- La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz.
- Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros.
- La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
- Yo soy el lápiz de Dios. Un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere.
- Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar. Amarnos los unos a los otros. Amar hasta el dolor.
- Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de Sí mismo.
- La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios.
- Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes que obrar milagros con descortesía y dureza.
- La Misa es el alimento espiritual que me sustenta y sin el cual no podría vivir un solo día o una sola hora de mi vida.
- Las tentaciones las tenemos todos. Pero si Jesús es una realidad viviente en mi vida, entonces ya no tengo miedo.
- En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño."
- "Sé bien y lo saben cada una de mis hermanas, que lo que realizamos es menos que una gota en el océano. Pero si la gota le faltase, el océano carecería de algo."
- "Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor."
- "La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz." -- "No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que sea auténtico tiene que doler."
- "Ama hasta que te duela, si te duele es la mejor señal"
- "La pobreza es algo maravilloso porque nos da libertad, significa que son menos los obstáculos que nos separan de Dios"
- No cierren las puertas a los pobres; porque los pobres, los apestados, los caídos en la vida, son como el mismo Jesús.
- El aborto es un homicidio en el vientre de la madre. Una criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí.
- La santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, "para usted y para mí".
- El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.
- Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido.
- Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón.
- Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.
- Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios.
- La alegría del Señor es nuestra fuerza. Todos nosotros, si tenemos a Jesús dentro nuestro, debemos llevar la alegría como novedad al mundo.
- La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz.
- Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros.
- La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
- Yo soy el lápiz de Dios. Un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere.
- Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar. Amarnos los unos a los otros. Amar hasta el dolor.
- Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de Sí mismo.
- La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios.
- Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes que obrar milagros con descortesía y dureza.
- La Misa es el alimento espiritual que me sustenta y sin el cual no podría vivir un solo día o una sola hora de mi vida.
- Las tentaciones las tenemos todos. Pero si Jesús es una realidad viviente en mi vida, entonces ya no tengo miedo.
- En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño."
- "Sé bien y lo saben cada una de mis hermanas, que lo que realizamos es menos que una gota en el océano. Pero si la gota le faltase, el océano carecería de algo."
- "Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor."
- "La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz." -- "No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que sea auténtico tiene que doler."
- "Ama hasta que te duela, si te duele es la mejor señal"
- "La pobreza es algo maravilloso porque nos da libertad, significa que son menos los obstáculos que nos separan de Dios"
SUS PENSAMIENTOS
Los Pobres, Don de Dios
Los pobres son la esperanza del mundo porque nos proporcionan la ocasión de amar a Dios a través de ellos. Son el don de Dios a la humanidad, para que nos enseñen una manera diferente de amarlo, buscando siempre la manera de dignificarlos y rescatarlos.Ellos son el signo de la presencia de Dios entre nosotros, ya que en cada uno de ellos es Cristo quien se hace presente.Por eso, Él no nos preguntará cuántas cosas hicimos, sino cuánto amor pusimos en ellas. Derecho a la Vida
Los pobres son la esperanza del mundo porque nos proporcionan la ocasión de amar a Dios a través de ellos. Son el don de Dios a la humanidad, para que nos enseñen una manera diferente de amarlo, buscando siempre la manera de dignificarlos y rescatarlos.Ellos son el signo de la presencia de Dios entre nosotros, ya que en cada uno de ellos es Cristo quien se hace presente.Por eso, Él no nos preguntará cuántas cosas hicimos, sino cuánto amor pusimos en ellas. Derecho a la Vida
Toda vida es la vida de Dios que se hace presente entre nosotros, aún en un niño que todavía no ha nacido. Nadie tiene derecho a levantar su mano para segarla.Yo imagino que el grito de esos pobrecitos que son asesinados antes de nacer debe llegar hasta Dios.Toda vida pertenece a Dios, y si Jesús nos dijo que éramos más importantes a los ojos de su Padre que todo lo creado, y Él cuida eso, cuánto más cuidará de nosotros!El aborto va en contra del mandamiento del amor.Somos responsables de nuestro hermano
Dios siempre cuida de sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres. Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya cuidado; es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla, no fuimos instrumentos de su amor, no supimos reconocer a Cristo bajo la apariencia de ese hombre desamparado, de ese niño abandonado. La pobreza evangélica
Dios no puede derramar algo donde ya está todo lleno de otras cosas. Jesús lo dijo: "No se puede servir a dos señores", refiriéndose a Dios y al dinero.La pobreza, el desprendimiento de todo lo que nos ata y nos aleja de Dios, sea o no material, nos deja "vacíos", para que Dios puede entrar plenamente en nuestro corazón.Las cosas deben ser siempre un medio, nunca un fin en sí mismas. María nos enseña la humildad
La grandeza de María proviene justamente de su humildad. Y era humilde porque pertenecía a Dios por completo, estaba en disponibilidad para lo que Él quisiera pedirle.Ella, que estaba colmada de gracias, siguió siendo la esclava del Señor. Se mantuvo con firmeza junto a la cruz de su Hijo, y ni siquiera viéndolo morir dejó de confiar en Dios.Pidámosle a la Virgen que nos ayude a ser como ella, a realizar con humildad y sin vanagloria el trabajo que se nos ha asignado, y que llevemos a los demás a Jesús con el mismo espíritu con que ella lo llevó en su seno. Al servicio de los demás con alegría
María debe ser la fuente de nuestra alegría; ella, que fue la maestra en el servicio gozoso a los demás. La alegría era su fuerza, ya que sólo la alegría de saber que tenía a Jesús en su seno podía hacerla ir a las montañas para hacer el trabajo de una sierva en casa de su prima Isabel. De la misma manera nosotros, con Jesús en nuestro corazón, debemos servir a los demás con alegría.
María, camino de reconciliación
María está siempre atenta para traer al mundo la alegría, la paz y la reconciliación. Ella nos conduce hacia Dios, y con sus ruegos amorosos intercede por nosotros.Elevemos hacia ella nuestros corazones para que nos ayude a reconciliarnos, cada vez que nos alejemos del amor de Dios.Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón.
Conocerse a sí mismo
Nuestro examen de conciencia es el espejo en el que vemos nuestros logros y nuestras dificultades. Por eso debemos afrontarlo con sinceridad y amor. No perdamos el tiempo mirando nuestras propias miserias; elevémonos en la luz de Dios y busquemos la manera de hacer las cosas cada vez mejor.Conocerse a sí mismo es muy importante para el amor, porque conocer a Dios trae el amor, y conocernos a nosotros mismos, la humildad. Por eso los santos pueden decir que se sienten grandes criminales, porque vieron a Dios y se vieron a sí mismos, y notaron la terrible diferencia.
Ser fieles en las cosas pequeñas
Seamos fieles en las cosas pequeñas, porque ahí estará nuestra fortaleza. Miremos el ejemplo de la lámpara que arde con el aporte de pequeñas gotitas de aceite, y sin embargo da mucha luz. Las gotitas de aceite de nuestras lámparas son las cosas pequeñas que realizamos diariamente: la fidelidad, la puntualidad, las palabras bondadosas, las sonrisas, nuestra actitud amorosa hacia los demás.No hay nada que sea pequeño a los ojos de Dios, y Él mismo se tomó la molestia de hacerlas para enseñarnos cómo actuar. Por eso se transformaron en infinitas.
La alegría nos acerca a Dios
El que tiene a Dios en su corazón, desborda de alegría. La tristeza, el abatimiento, conducen a la pereza, al desgano.Nuestra alegría es el mejor modo de predicar el cristianismo. Al ver la felicidad en nuestros ojos, tomarán conciencia de su condición de hijos de Dios. Pero para eso debemos estar convencidos de eso.
Amar lo que uno hace
No es lo importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó.Sólo siendo sinceros y trabajando con Dios, poniendo en ello toda nuestra alma, podremos llevar la salvación a los demás. Pero para ello es necesario que no perdamos nuestro tiempo mirando y deseando hacer lo que hacen los demás.
Oración y Apostolado
La oración ensancha el corazón, hasta hacerlo capaz de contener el don de Dios. Sin Él, no podemos nada.Orar a Cristo es amarlo y amarlo significa cumplir sus palabras. La oración significa para mí la posibilidad de unirme a Cristo las 24 horas del día para vivir con Él, en Él y para Él. Si oramos, creemos. Si creemos, amaremos. Si amamos, serviremos.Es imposible comprometerse en un apostolado directo, si no es desde una auténtica oración. Debemos tratar de ser uno con el Padre. Nuestra actividad no será verdaderamente apostólica si no le permitimos obrar en nosotros, a través de nosotros, gracias a su poder, a sus planes y a su amor.
La oración en el silencio
El silencio es lo más importante para orar. Las almas de oración son almas de profundo silencio. Y lo necesitamos para poder ponernos verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que nos quiere decir.Este silencio debe ser tanto exterior como interior, dejando de lado nuestras preocupaciones. Debemos acostumbrarnos al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua.El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Virgen, a conservar todo en nuestro corazón.Dios es amigo del silencio, que nos da una visión nueva de las cosas. No es esencial lo que nosotros decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través de nosotros.
Jesús Eucaristía
Cristo se convirtió en el Pan de Vida porque comprendió la necesidad, el hambre que teníamos de Dios. Y nosotros debemos comer este Pan y la bondad de su amor para poder compartirlo.La eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros. Y es la Misa, nuestra oración diaria, el lugar donde nos ofrecemos con y por Cristo para ser distribuidos entre los más pobres de los pobres.La eucaristía es el misterio de nuestra unión profunda con Cristo.
Ser santos
La santidad es hacer siempre, con alegría, la voluntad de Dios. Para eso es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta fidelidad la que hace a los santos.A través de la vida espiritual nos unimos con Jesús: lo humano y lo divino se ofrecen uno al otro.El primer paso hacia la santidad es querer serlo. ¿Qué es un santo sino un alma resuelta, que hace uso de su fortaleza para actuar?
Esperar contra toda esperanza
Lo único que Jesús nos pide en todo momento es que nos entreguemos absolutamente a Él, que confiemos en Él plenamente, renunciando a nuestros deseos para cumplir con el camino que nos va trazando.No es necesario que veamos claro si vamos progresando o no en el camino de la santidad. Lo importante es ir caminando en el Señor.
Dejarnos transformar
El camino a la santidad comienza dejándonos vaciar y transformar por el mismo Jesús, para que Él llene nuestro corazón y podamos luego dar de nuestra abundancia.Buscándolo, porque su conocimiento nos hará fuertes.Amándolo sin mirar atrás, sin temores, creyendo que sólo Jesús es la vida.Sirviéndolo, rechazando y olvidando todo lo que nos atormenta, porque es Él quien nos ayudará en el camino elegido. No estamos solos. Confiemos en Él.
Abandonarse en Dios
El abandono total en Dios consiste en darse a Dios en forma plena, porque Él se dio a nosotros primero. Y debemos entregarnos de manera absoluta si queremos responder a la magnitud de su entrega hacia nosotros. Sólo si renuncio a mí misma puedo llevar a Dios a vivir en mí.Cuando renuncio ofrezco mi libre voluntad, mi razón, mi propia vida. Y todo por amor, ya que cuanto más renunciamos a nosotros mismos, más podemos amar a Dios y a los hombres.
Dios siempre cuida de sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres. Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya cuidado; es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla, no fuimos instrumentos de su amor, no supimos reconocer a Cristo bajo la apariencia de ese hombre desamparado, de ese niño abandonado. La pobreza evangélica
Dios no puede derramar algo donde ya está todo lleno de otras cosas. Jesús lo dijo: "No se puede servir a dos señores", refiriéndose a Dios y al dinero.La pobreza, el desprendimiento de todo lo que nos ata y nos aleja de Dios, sea o no material, nos deja "vacíos", para que Dios puede entrar plenamente en nuestro corazón.Las cosas deben ser siempre un medio, nunca un fin en sí mismas. María nos enseña la humildad
La grandeza de María proviene justamente de su humildad. Y era humilde porque pertenecía a Dios por completo, estaba en disponibilidad para lo que Él quisiera pedirle.Ella, que estaba colmada de gracias, siguió siendo la esclava del Señor. Se mantuvo con firmeza junto a la cruz de su Hijo, y ni siquiera viéndolo morir dejó de confiar en Dios.Pidámosle a la Virgen que nos ayude a ser como ella, a realizar con humildad y sin vanagloria el trabajo que se nos ha asignado, y que llevemos a los demás a Jesús con el mismo espíritu con que ella lo llevó en su seno. Al servicio de los demás con alegría
María debe ser la fuente de nuestra alegría; ella, que fue la maestra en el servicio gozoso a los demás. La alegría era su fuerza, ya que sólo la alegría de saber que tenía a Jesús en su seno podía hacerla ir a las montañas para hacer el trabajo de una sierva en casa de su prima Isabel. De la misma manera nosotros, con Jesús en nuestro corazón, debemos servir a los demás con alegría.
María, camino de reconciliación
María está siempre atenta para traer al mundo la alegría, la paz y la reconciliación. Ella nos conduce hacia Dios, y con sus ruegos amorosos intercede por nosotros.Elevemos hacia ella nuestros corazones para que nos ayude a reconciliarnos, cada vez que nos alejemos del amor de Dios.Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón.
Conocerse a sí mismo
Nuestro examen de conciencia es el espejo en el que vemos nuestros logros y nuestras dificultades. Por eso debemos afrontarlo con sinceridad y amor. No perdamos el tiempo mirando nuestras propias miserias; elevémonos en la luz de Dios y busquemos la manera de hacer las cosas cada vez mejor.Conocerse a sí mismo es muy importante para el amor, porque conocer a Dios trae el amor, y conocernos a nosotros mismos, la humildad. Por eso los santos pueden decir que se sienten grandes criminales, porque vieron a Dios y se vieron a sí mismos, y notaron la terrible diferencia.
Ser fieles en las cosas pequeñas
Seamos fieles en las cosas pequeñas, porque ahí estará nuestra fortaleza. Miremos el ejemplo de la lámpara que arde con el aporte de pequeñas gotitas de aceite, y sin embargo da mucha luz. Las gotitas de aceite de nuestras lámparas son las cosas pequeñas que realizamos diariamente: la fidelidad, la puntualidad, las palabras bondadosas, las sonrisas, nuestra actitud amorosa hacia los demás.No hay nada que sea pequeño a los ojos de Dios, y Él mismo se tomó la molestia de hacerlas para enseñarnos cómo actuar. Por eso se transformaron en infinitas.
La alegría nos acerca a Dios
El que tiene a Dios en su corazón, desborda de alegría. La tristeza, el abatimiento, conducen a la pereza, al desgano.Nuestra alegría es el mejor modo de predicar el cristianismo. Al ver la felicidad en nuestros ojos, tomarán conciencia de su condición de hijos de Dios. Pero para eso debemos estar convencidos de eso.
Amar lo que uno hace
No es lo importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó.Sólo siendo sinceros y trabajando con Dios, poniendo en ello toda nuestra alma, podremos llevar la salvación a los demás. Pero para ello es necesario que no perdamos nuestro tiempo mirando y deseando hacer lo que hacen los demás.
Oración y Apostolado
La oración ensancha el corazón, hasta hacerlo capaz de contener el don de Dios. Sin Él, no podemos nada.Orar a Cristo es amarlo y amarlo significa cumplir sus palabras. La oración significa para mí la posibilidad de unirme a Cristo las 24 horas del día para vivir con Él, en Él y para Él. Si oramos, creemos. Si creemos, amaremos. Si amamos, serviremos.Es imposible comprometerse en un apostolado directo, si no es desde una auténtica oración. Debemos tratar de ser uno con el Padre. Nuestra actividad no será verdaderamente apostólica si no le permitimos obrar en nosotros, a través de nosotros, gracias a su poder, a sus planes y a su amor.
La oración en el silencio
El silencio es lo más importante para orar. Las almas de oración son almas de profundo silencio. Y lo necesitamos para poder ponernos verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que nos quiere decir.Este silencio debe ser tanto exterior como interior, dejando de lado nuestras preocupaciones. Debemos acostumbrarnos al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua.El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Virgen, a conservar todo en nuestro corazón.Dios es amigo del silencio, que nos da una visión nueva de las cosas. No es esencial lo que nosotros decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través de nosotros.
Jesús Eucaristía
Cristo se convirtió en el Pan de Vida porque comprendió la necesidad, el hambre que teníamos de Dios. Y nosotros debemos comer este Pan y la bondad de su amor para poder compartirlo.La eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros. Y es la Misa, nuestra oración diaria, el lugar donde nos ofrecemos con y por Cristo para ser distribuidos entre los más pobres de los pobres.La eucaristía es el misterio de nuestra unión profunda con Cristo.
Ser santos
La santidad es hacer siempre, con alegría, la voluntad de Dios. Para eso es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta fidelidad la que hace a los santos.A través de la vida espiritual nos unimos con Jesús: lo humano y lo divino se ofrecen uno al otro.El primer paso hacia la santidad es querer serlo. ¿Qué es un santo sino un alma resuelta, que hace uso de su fortaleza para actuar?
Esperar contra toda esperanza
Lo único que Jesús nos pide en todo momento es que nos entreguemos absolutamente a Él, que confiemos en Él plenamente, renunciando a nuestros deseos para cumplir con el camino que nos va trazando.No es necesario que veamos claro si vamos progresando o no en el camino de la santidad. Lo importante es ir caminando en el Señor.
Dejarnos transformar
El camino a la santidad comienza dejándonos vaciar y transformar por el mismo Jesús, para que Él llene nuestro corazón y podamos luego dar de nuestra abundancia.Buscándolo, porque su conocimiento nos hará fuertes.Amándolo sin mirar atrás, sin temores, creyendo que sólo Jesús es la vida.Sirviéndolo, rechazando y olvidando todo lo que nos atormenta, porque es Él quien nos ayudará en el camino elegido. No estamos solos. Confiemos en Él.
Abandonarse en Dios
El abandono total en Dios consiste en darse a Dios en forma plena, porque Él se dio a nosotros primero. Y debemos entregarnos de manera absoluta si queremos responder a la magnitud de su entrega hacia nosotros. Sólo si renuncio a mí misma puedo llevar a Dios a vivir en mí.Cuando renuncio ofrezco mi libre voluntad, mi razón, mi propia vida. Y todo por amor, ya que cuanto más renunciamos a nosotros mismos, más podemos amar a Dios y a los hombres.