Todos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez: ¿quién soy yo? o ¿qué es el hombre?Hay respuestas para todos los gustos: el hombre es su cuerpo; el hombre no es su cuerpo; el hombre es con su cuerpo. El hombre es sujeto; es objeto; es apariencia; es realidad; es lo que come; es el amor posible de ser realizado... sigamos con las definiciones.Agustín de Hipona decía: "He conocido personas que engañan, pero no he conocido a nadie que quiera ser engañado". Según esto el hombre es un habitante de la verdad o mejor dicho: en el hombre habita la verdad. En el mismo sentido podemos afirmar que conocemos personas que tratan a otros como "cosas", pero no conocemos a nadie que quiera ser -tratado-el-mismo-como-cosa. ¿Será porque "el hombre es un habitante de la vida"... humana o mejor dicho en el hombre habita la vida?Porque el hombre se nos presenta hasta ahora como multidefinible, ensayo una definición negativa del mismo, ya que si no nos ponemos de acuerdo sobre lo que éste sea, quizás podamos ponernos de acuerdo en lo que no es: el hombre es el ser que se resiste a ser tratado como un mero instrumento, una cosa para otros, el ser que se resiste a ser instrumentalizado.¿Qué pasa cuando tratamos a la vida humana como "cosa"? La vida "nos pasa factura", nos dice -en su lenguaje sin palabras- "aquí estoy y no me has visto sino como un proyecto tuyo. Soy diferente a vos, tengo entidad, valgo por mí misma".Si hacemos de la vida humana -y de toda vida- un instrumento, un medio para un fin, debemos estar atentos a que antes o después seremos instrumentalizados nosotros mismos, ya que al cosificar la vida me cosifico yo mismo como viviente que soy. Esto actúa como un boomerang que termina en las manos de quien lo arrojó.
La instrumentalización de la vida como desvalorización.¿Qué es instrumentalizar? Es desvalorizar, en cierto sentido reducir una totalidad a partes, un fin-en-sí a puro medio para otros.Dijo Thomas S. Elliott ¿Qué se hizo de la Sabiduría, que perdimos con el Conocimiento...? Identificó, así, dos grandes momentos del mundo. Al mundo de la Sabiduría correspondió una mirada amorosa sobre la vida a la que reconocía como un valor en sí misma; no tenía para con la vida humana, proyectos, sino la aceptaba como venía dada, como don, como regalo.Por lo que respecta al mundo del conocimiento puede venir en nuestra ayuda Goethe cuando en su Fausto decía: "El que quiera conocer algo viviente, debe primero despojarlo de su alma (de su vida) entonces tiene partes en su mano. ¡Lástima que falte el lazo de unión espiritual!”Nos sucede lo mismo cuando repasamos, escaneamos el mundo vivo con la mirada, esa mirada que lo devora todo.ZCuando tenemos un proyecto para con el mundo vivo y se nos presenta casi automáticamente sólo como cosa, instrumento de nuestros fines. La vida prenatal plena de totalidad, unidad y sentido, está hoy cosificada por proyectos científicos y económicos que no reconocen o no quieren reconocer que tiene valor en sí misma. El mundo del Conocimiento olvidó la vida, e hizo del mundo un lugar sin alma, fragmentado y sin sentido.¿Querremos volver a la mirada amorosa que teníamos antes de que el mundo y su vida fueran sólo un proyecto de nuestras ambiciones? En un mundo así, toda inseguridad desaparecería, ya que no temeríamos ser lo que no somos: recursos humanos, útiles, cosas, instrumentos.Si no volvemos a la mirada amorosa, la vida misma, toda vida, "nos pasará factura".
Prof. Francisco Garrocq
La instrumentalización de la vida como desvalorización.¿Qué es instrumentalizar? Es desvalorizar, en cierto sentido reducir una totalidad a partes, un fin-en-sí a puro medio para otros.Dijo Thomas S. Elliott ¿Qué se hizo de la Sabiduría, que perdimos con el Conocimiento...? Identificó, así, dos grandes momentos del mundo. Al mundo de la Sabiduría correspondió una mirada amorosa sobre la vida a la que reconocía como un valor en sí misma; no tenía para con la vida humana, proyectos, sino la aceptaba como venía dada, como don, como regalo.Por lo que respecta al mundo del conocimiento puede venir en nuestra ayuda Goethe cuando en su Fausto decía: "El que quiera conocer algo viviente, debe primero despojarlo de su alma (de su vida) entonces tiene partes en su mano. ¡Lástima que falte el lazo de unión espiritual!”Nos sucede lo mismo cuando repasamos, escaneamos el mundo vivo con la mirada, esa mirada que lo devora todo.ZCuando tenemos un proyecto para con el mundo vivo y se nos presenta casi automáticamente sólo como cosa, instrumento de nuestros fines. La vida prenatal plena de totalidad, unidad y sentido, está hoy cosificada por proyectos científicos y económicos que no reconocen o no quieren reconocer que tiene valor en sí misma. El mundo del Conocimiento olvidó la vida, e hizo del mundo un lugar sin alma, fragmentado y sin sentido.¿Querremos volver a la mirada amorosa que teníamos antes de que el mundo y su vida fueran sólo un proyecto de nuestras ambiciones? En un mundo así, toda inseguridad desaparecería, ya que no temeríamos ser lo que no somos: recursos humanos, útiles, cosas, instrumentos.Si no volvemos a la mirada amorosa, la vida misma, toda vida, "nos pasará factura".
Prof. Francisco Garrocq